BIOGRAFÍA Y PINTURAS DE LUIGI STORNAIOLO
Luigi Stornaiolo Pimentel,
pintor quiteño de amplia trayectoria, quien ha llevado sus trabajos a varios
países del mundo. Es el ganador de Premio Eugenio Espejo en la categoría de
Actividades Artísticas, galardón que el Gobierno Nacional, entrega a las figuras
más representativas de la cultura ecuatoriana. “Toda su vida ha sido un crítico
mordaz de esta sociedad fatua y vacía.
Nació en Quito en el año de
1956. Ha expuesto su obra en Ecuador, Australia, Argentina, Estados Unidos,
Brasil, Perú, Italia. También ha participado en las Bienales de Venecia, Sao
Paulo, Trujillo y Cuenca. Entre sus pinturas se destacan: ‘Baile como de amplio
prestigio en el medio’, ‘Espectáculos energumenescos de gente ebria en noche
plenilunada’, ‘Streeptease en la mariscal’.
Luigi,
cuenta que descubrió su amor por el arte desde niño, cuando su padre le regaló
un libro de dibujo. “A los siete años me enfermé de gripe y tuve que guardar
cama. Entonces mi padre me regaló un texto que se llama ‘Cómo dibujar’, para
que no me aburra encerrado en mi cuarto. Así fue que empecé a dar mis primeros
trazos. Todavía guardo el regalo que me hizo mi padre”.
Estudió arquitectura en la Universidad Central del Ecuador y de historia del arte en Europa. Su primera exposición individual la realizó en 1980, en Quito, en la Galería Club de Arte y la última en el 2011 en la sala ‘Juan Villafuerte’ del Ministerio de Cultura.
Los ochenta fueron sus años de apogeo. Pintaba alrededor de 18 horas días y su cuadros se vendían muy bien. “Llegué a realizar hasta 5 obras diarias que me dejaban una buena cantidad de plata, pude comprar dos casas y dos autos, todo iba de viento en popa”, cuenta.
La realidad cambió cuando el artista cumplió 40 años, pues fue víctima de una enfermedad degenerativa llamada arterosclerosis. “Los médicos me dictaminaron que con el tiempo no podría volver a pintar”, sostuvo Andrés Villalba, autor del texto ‘Luigi Stornaiolo, El arte de la digresión’. La noticia lo sumió en una profunda depresión y además empezó a sufrir la incapacidad de su mano derecha. Pasó varios años en el anonimato, encerrado en su mundo leyendo libros de arte, hasta que un día salió nuevamente a la luz.
Pinturas
La
mayoría de sus obras se caracterizan por
desmontar figuras icónicas y tener una crítica de la sociedad a través de la
sátira. Este pintor ecuatoriano explota en sus lienzos contrastes cromáticos y
utiliza la estética de lo grotesco, sin convencionalidades.
Las
obras de Luigi han sido catalogadas como un neorrealismo social, sus cuadros
transmiten una fuerza inimaginable, la mayoría de sus obras son en lienzos
grandes.
En
estas obras se puede presenciar la perspectiva urbana, la relación con la
cuidad de Quito.
Sus
primeras exposiciones; causaron gran conmoción por las imágenes plasmadas
en los lienzos, imágenes cargadas de un fuerte expresionismo.
La
muestra de Luigi Stornaiolo se inauguró en un nuevo espacio para el arte y la
cultura en Quito que, generosamente, la Asociación de Funcionarios y Empleados
del Servicio Exterior Ecuatoriano, AFESE, ha puesto a la disposición de la
comunidad. Este espacio queda en la calle U. Páez y Roca y la exhibición estará
abierta hasta el 14 de noviembre.
La
obra de este brillante artista ecuatoriano, a quién considero un filósofo
pesimista del Ser. Blasfemo y creyente, corrosivo y moralista, Stornaiolo
convive, en la promiscuidad más absoluta, con todas sus personalidades. Su obra
recorre un caleidoscopio de la infamia, grita su repugnancia, su aversión, su
desprecio a una parte de lo que somos; entretanto, una explosión de fuerzas
encontradas se entrechocan y se destruyen mutuamente. El ser humano, vencido en
densas pesadillas de fango, en un efluvio corrupto, de pestilencia pegajosa y
errática, no puede sino verse atrapado en la seducción de lo infecto. La escoria,
engendros del azar y el hastío que desde un quinto piso apestan a cama
trasnochada y a sudor obediente, llenos de perfidia y de lagañas, llenos de
amargura, de pantomimas, desencajados y erráticos.
Su
pintura perpetúa un diálogo con la humanidad y no renuncia hoy a su presencia
ni a su actualidad. A pesar de sus arduas circunstancias vitales, Luigi
continúa forzando a la naturaleza, exprimiéndole sentimientos, críticas y
miedos. Es la lucha de la creatividad contra la nada.
La
degradación de las ‘almas cariadas’, como diría Girondo, es una constante en la
obra de Stornaiolo. En un clima de asfixia, una corriente corpórea de miembros
sacude el lienzo y no nos deja impávidos, un hedor pegajoso y errante nos
contamina con su efluvio corrupto. Esa agresividad ambivalente está cargada de
una ironía moralizante, una ética religiosa que germina desde su infancia a
través de su educación en un colegio católico. Es la náusea que siente por una
parte de lo humano, esa dicotomía de lo que somos: una parte de nosotros es
mirada como perteneciente a un mundo condenado a la perdición…el artista, en
una especie de maniqueísmo, nos juzga y, al mismo tiempo, se juzga a sí mismo,
a su parte más débil. Los personajes que representa son seres de una idiotez
purulenta, de gestos leprosos que inspiran aversión y desprecio. En una
palabra, cada cuadro incluye un dilema moral, un pesimismo sistemático que se
cuela en casi todos los resquicios. El ser no es individual sino representa
parte de una masa amorfa, amoral e irreverente.
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